No nos cansamos de pasear por la Calle Fuencarral, convertida en foco de todo lo mainstream de la capital y cómo no, con unos cuantos puntos calientes (nunca mejor dicho) de grandes hamburguesas. Y enclavado en su núcleo, hay un local al que siempre le hemos tenido muchas ganas, por diferente, bien decorado, al estilo más neoyorkino, que nos llama siempre que pasamos por su puerta, como las luces a las polillas en una noche de verano.
En la carta podemos encontrar un poquito de todo, orientado a la cocina americana un tanto ecléctica, pero donde nuestras amadas hamburguesas han adquirido un espacio mucho más que presencial. El rango de precios es acertado, sin subirse demasiado, lo cual nos congratula, mucho más siendo conscientes de la zona en la que estamos. Además, disponemos de un menú diario que no tiene mala pinta.
El ansia era tal, que pasamos directamente a la carnaza, comenzando por una báscia, la bacon cheese burger, que nos sirvió para comprobar las virtudes y defectos desde el primer bocado. La carne se presenta en un tamaño medio, aunque le habríamos pedido un poco más de grosor. La lástima nos llega unos cuantos mordiscos después de comenzar su degustación, ya que percibimos un exceso de grasa en el patty, que aumenta por lo que suelta el bacon, muy bien cocinado, aunque sin mucho sabor, al igual que le pasa al queso, que necesita estar un poquito más fundido.
A pesar de no preguntarnos por la cocción, la carne se nos presentó al punto, es decir, rosita por dentro y bien caramelizada por fuera, lo cual propiciaba que soltase bastantes jugos. Eso sí, denotamos cierto exceso de congelado al ver los bordes más hechos de lo esperado y a pesar de esos jugos, la sensación general fue de sequedad.
En el otro lado tuvimos la presencia de la Brie Burger, con los mismos defectos de la anterior, pero con un queso súper cremoso, que ayuda a "disimular" lo negativo de la experiencia. Algo que también complementa es el pan, de tipo brioche y con un dulzor justo, que no empalaga. Nos quedamos con la duda de lo que nos habría provocado si hubiese llegado tostado.
Para acompañar nuestras hamburguesas tenemos sendos cuenquitos de salsa barbacoa para la cheeseburger y mayonesa para la brie, además de las sempiternas patatas fritas, caseras y muy bien cocinadas, que casi se convierten en lo mejor del plato.
En definitiva, las hamburguesas se han abierto paso en la carta de Mérimeé, un local muy cuidado y con gran servicio, pero al que le pedimos un poquito más para suspirar de placer con su carne emparedada. Podría ser una opción muy interesante si estamos por la zona, aunque corre el riesgo de convertirse en lugar donde el postureo tenga más importancia que la calidad de los alimentos que ingerimos.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
1 AGUA: 2.3
1 REFRESCO: 2.5
1 BACON CHEESEBURGER: 9.9 €
1 BRIE BURGER: 9.9 €
TOTAL: 24.6 €
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