Desde hace unos cuantos meses, nuestro Instagram se ha (casi) colapsado con las publicaciones de John Lamarket, un concepto venezolano que ya está presente en países como Chile, Colombia, Estados Unidos o su país natal. Siempre bajo la etiqueta de premium (que cada vez nos asusta más) y publicitando su carne al carbón, por poco no se ha convertido en la apertura del año. Para tal evento, su primer local (ya están contando los días para abrir el segundo), se encuentra ubicado en la privilegiada Calle Conde de Peñalver, muy cerquita de otros amigos hamburgueseros.
Esta antigua cafetería se ha visto remodelada con los colores amarillos de la marca, contando con un espacio pequeño casi en a la altura del exterior y un salón más amplio en el sótano. Las referencias a sus hamburguesas inundan nuestros ojos allá donde miramos, aunque el ambiente se mantiene sobrio, casi cercano a lo minimalista.
En cuanto a la carta, como no podía ser de otra forma, encontramos hamburguesas por doquier, con nombres rimbombantes y combinaciones curiosonas. Además, tenemos platos típicos venezolanos para abrir boca, como los clásicos tequeños, aquí pasados por la parrilla o revisiones de clásicos como los tenders de pollo o ensaladas y sándwiches. Todo con precios acordes a la zona (y un poquito más altos también).
Para comenzar nuestra visita, nos animamos con esos tenders de pollo que os comentábamos, es decir unas buenas tiras, rebozadas con cereales, con un par de gotas de curry y una salsa barbacoa, de elaboración propia, a base de guayaba, que nos dejó un poco fríos, ya que de sabor andaba justita. Como ración está bastante bien y el pollo es muy jugoso, aunque el problema viene con el empanado, que no aporta nada más que un poquito de crujiente y esa salsa que sólo remoja. O no tuvimos suerte eligiendo o a este plato le tienen que dar una vuelta para que nos deje con ganas de más.
Ahora sí, nos liamos con las burgers, las cuales, aunque no os lo creáis, nos costó mucho elegir, ya que todas las combinaciones pintaban muy bien. Finalmente, nos lanzamos a por la Loliam Mad o lo que es lo mismo, queso Roquefort, lechuga, tomate, cebolla, pepinillos y emulsión de soja con jengibre acompañando a unos supuestos 200 gramos de carne cocinada al carbón, la cual brilla por sí sola.
Efectivamente, la carne aquí es la protagonista absoluta, bien picada y mejor condimentada, con ese aroma a humo que nos vuelve locos. Podríamos desmontarlo todo y comernos sólo el patty, así de sencillo. Del resto de ingredientes, aunque en conjunto resultan adecuados, si se separan no tienen mucha gracia y se acababan diluyendo en nuestras esperanzas de un bocado fino.
Pero, como os decimos, a pesar de llevar muy poquito tiempo abiertos, se nota que han hecho los deberes en cocina y el punto de la carne está bastante conseguido, logrando que nuestras papilas gustativas se den un homenaje de sabor carnívoro.
Por otro lado nos pusimos más "tradicionales", con la Magna Gloria, otra demostración de nombre excesivo para una hamburguesa que lleva queso, bacon, champiñones y esa salsa barbacoa de guayaba que apenas aporta a nuestras vidas. De nuevo, el punto de la carne bien, pero en conjunto se queda en una burger más, que podemos degustar en cualquier sitio y que, si marca la diferencia, es en la cantidad de jugos y salsas que desprende.
Sin duda, un plato desproporcionado, en el que el pan es, por primera vez, más pequeño que la carne y encima parece algo pasado y correoso, imposibilitando que pueda absorber los jugos que lo atacan y acabando por ser una pasta muy difícil de agarrar con las manos. Dicen que ellos mismos hacen el pan, pero nosotros lo hemos encontrado ciertamente deficiente, eso sí, aporta un dulzor muy rico, se salva un poco por eso.
Además, como ya habréis visto, todas las burgers van acompañadas de patatas, asadas y con su piel, bien rociadas en un perejil que no nos gustó y sorprendentemente crudas y frías. Entendemos que no puedan hacer una tirada cada vez que se hace un pedido, pero un poco de cuidado, chicos, que es un elemento que marca la diferencia en el plato y en nuestro caso, para mal.
De postre y con ganas de probar cosas diferentes, nos animamos con el CreamyBuns o lo que es lo mismo, el panecillo de la hamburguesa (ya os dijimos que era dulce) pero con Nutella en vez de carne. En teoría puede ser algo divertido, pero se acaba convirtiendo en un tremendo fail de 5€, acompañado de nata de bote. Y es que el pan, sino sale bueno, no sólo puede matar una buena burger.
En definitiva y a pesar de que John Lamarket ha llegado a nuestra ciudad con mucha fuerza, comete el error de crear unas expectativas muy elevadas y eso, al final, se acaba pagando si uno o varios detalles no se cuidan, como ocurrió en el caso de nuestra visita. Destaca un servicio atento y simpático por encima de un local adecuado y unas hamburguesas que necesitan un poco más de puesta a punto.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
2 DOBLES DE CERVEZA: 5
1 CHICKEN TENDERS: 6.5 €
1 HAMBURGUESA LOLIAM MAD: 10.5 €
1 HAMBURGUESA MAGNA GLORIA: 12.5 €
1 CREAMYBUNS CON NUTELLA: 5.5 €
TOTAL: 40 €
Comentarios
one more
Cómo eres...
Efectivamente, amigo Alfredo. No sabemos si era por las altas expectativas o porque el día anterior fue fiesta (que no es excusa, porque el precio es el mismo y no s epuede dar gato por liebre), pero nos fuimos con un poco de bajón. Habrá que ver cómo evolucionan, que nunca se sabe ;)
Ay, que no te gusta el capcha, pero es que es necesario, ya sabes ;)
Aunque la mona se vista de seda...
Muy mal
Basura
Rigurosidad!
Ni idea
Hola Jaime,
La verdad es que no sabemos cómo se sirven los dueños de Goiko. De hecho, tampoco interpretamos en ningún comentario AQUÍ que se hayan manifestado.
Respecto al queso, tampoco te podemos ayudar, nosotros sólo fuimos y clientes más y nunca más se nos informó de algo más que "queso roquefort". Como tampoco comentamos de qué cortes consta la carne o dónde se ha creído la res. Simplemente comentamos nuestra experiencia y opinión. Creemos que confundes rigurosidad con información y aquí nosotros sólo reproducimos lo que nos transmite el local.
Gracias por leernos.
Saludos
No existen casualidades e informar es conocer
Suponer sin confirmar es un error
Podernos tener nuestra opinión o nuestras sospechas, pero esa supuesta guerra a nosotros no nos interesa y no pensamos investigar sobre la procedencia de los comentarios o el estado de ánimo de sus creadores.
Por otro lado, insistimos en la información. Si un local nos "vende" un producto como tal, nosotros lo reflejamos tal cual. Principalmente porque eso es lo que se va a encontrar la gente que lo visite. Sí que es verdad que podríamos detectarlo a la primera, pero no se puede ser perfecto. Como te decimos en el anterior comentario, tampoco podemos adivinar la procedencia de la carne, los cortes, etc, etc. Incluso podríamos preguntarlo, pero preferimos pasar desapercibidos y priorizar en contar una experiencia real como clientes.
Gran decepción
No es Gourmet ni de perfil
Añadir nuevo comentario