Ha llovido un poquito desde nuestra primera visita a Beefcious, ese pequeño local situado en Las Tablas y que nos encantó, aunque le encontramos algún pequeño defecto. Afortunadamente, vemos que estos chicos han sabido seguir haciendo las cosas bien y fruto de su éxito ha sido el alumbramiento de su segundo restaurante, esta vez en pleno corazón de Madrid, concretamente, en la Calle Alberto Alcocer.
Aunque se mantiene la esencia, este segundo "hijo" tiene grandes diferencias con respecto a su hermano mayor. Partiendo por el tamaño, nos encontramos un amplio espacio con barra a la entrada y una terraza maravillosa dentro la finca que constituye el edificio donde se encuentra. Todo cuidado hasta el más mínimo detalle, con vinilos en las paredes, tonos blancos y negros bastante elegantes y un exterior con sombrillas enormes que hacen que, como nos pasó a nosotros, la gente se quede hasta altas horas.
Pero las novedades no sólo se quedan en el lavado de cara de este nuevo y súper vitaminado miembro de la familia y al ojear la carta también encontramos nuevas incorporaciones, que se suman a las opciones más clásicas que ya conocemos. En general, el equilibrio entre paso de tiempo y novedades ha jugado en favor de Beefcious, lo cual siempre nos alegra.
El homenaje a la carne aquí es definitivo y la parrilla echa fuego a la primera de cambio ante tanta opción. Y sí, las hamburguesas tienen un sitio especial, vamos ocupan casi toda la carta y eso nos provoca un pequeño brinco al verlo.
Como no queríamos entrantes, pasamos directamente al plato fuerte que, en esta ocasión, consistió en repetir con una antigua conocida y por otro, probar una de esas burgers especiales que llamaron tanto nuestra atención.
Comenzamos por la "vieja" conocida, la Hamburguesa Diablo, con la promesa de recibir un picor en el paladar que, aunque nos gusta, si se mantenía como recordábamos, iba a pasar a niveles importantes.
Y así fue, el picante tiene su punto de peso aquí, aunque el protagonismo lo sigue teniendo bien amarrado la carne. Sabrosa, bien sazonada y con ese punto que le da la parrilla que tanto nos enamoró la primera vez. Está muy bien picada, gruesa y nada apelmazada. Eso sí, nosotros le habríamos dado más peso, ya que se queda un poco en tierra de nadie cuando se acaba y aún nos queda pan por comer. Del resto de ingredientes, poco que añadir. El bacon a la brasa está espectacular y nada seco y el queso fundido nos hizo morir un poquito más de gusto.
Por supuesto, la presencia de los jalapeños encurtidos y la salsa Diablo consiguen dar con la clave y hacer que el recuerdo que teníamos quede intacto: esta hamburguesa está tremenda.
Si nos preguntáis por el punto de la carne, os decimos que no sólo está muy bien conseguido, sino que el conjunto es muy jugoso. Todo un acierto, como siempre.
El pan ya es otro cantar. Aunque está muy bueno y fresco, el exceso de salsas y jugos hace que aguante a duras penas y que en los últimos bocados todo quede hecho una masa realmente complicada de agarrar con las manos.
A continuación llegó nuestra nueva mejor amiga. Una hamburguesa rellena de foie que, para los amantes de este productos, se convierte en opción obligada a pedir en sus visitas.
Con las mismas virtudes que su compañera, aquí la carne sí que se queda corta en cuanto a cantidad, pero quizás hablamos desde la emoción de ese sabor extremo que tenía al mezclarse foie y carne en un matrimonio perfecto, que hizo que deseásemos que no se acabase nunca, aunque la triste realidad es que se acabó y nos sobró un poco de pan, el cual ya estaba impregnado en las salsas y aunque estaba bien tostadito, literalmente, se nos fue de las manos.
No nos podréis negar que la presencia de este monstruo impresiona bastante. El conjunto de ingredientes es, simplemente, ideal y si no fuera por el tamaño de la carne y por el pan chafado, sería estrella indiscutible de nuestro pequeño top particular.
Mención aparte tienen las patatas, muy crunchys, como a nosotros nos gustan, bien fritas y en una cantidad que será complicado que acabéis. El mejor acompañamiento posible para estar burgers tan especiales.
Aún por esos pequeños detalles, la sensación era tan buena que, al no habernos lanzado a por los entrantes, sí que nos amimamos con un postre, para compartir. Concretamente, una Carrot Cake.
Tenemos que decir que no se trata de una tarta de zanahoria al uso, ya que viene bañada en caramelo y tiene una parte tiene coco. Aunque la sensación en genral es buena, quizás el mejor punto son las nueces enteras que lleva y la consistencia de la misma. El helado de limón que acompaña, por el contrario, estaba cristalizado y muy poco cremoso. Sin duda, aquí se viene a comer carne, lo de los postres, puede llegar a convertirse en secundario.
En definitiva, esta segunda apertura de Beefcious, esta vez en Madrid capital, promete poner a la marca en el punto de mira y llegar a convertirse en todo un referente en la ciudad. En general y salvo detalles muy pequeños, la calidad de la comida es bastante alta y quizás lo único que ensombrece la experiencia son los precios, aunque tampoco están mucho más elevados que el resto de la competencia. Todo esto se enmarca en un ambiente ideal y con un servicio súper atento que eleva el resultado final de una comida o una cena ideales. Le deseamos toda la suerte del mundo esta nueva andadura y esperamos repetir pronto, porque realmente merece la pena.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
2 CAÑAS DE CERVEZA: 4.4 €
1 HAMBURGUESA DIABLO: 10.4 €
1 HAMBURGUESA RELLENA DE FOIE: 13.1 €
1 CARROT CAKE: 5 €
TOTAL: 36.19 €
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